Literatura sí, zapatillas también
La expresión "literatura peronista" tiene aires de oxímoron. Desde el slogan "Alpargatas sí, libros no" hasta las concepciones vertidas por Torcuato Di Tella, entonces secretario del área de Néstor Kirchner, el peronismo ha entendido a la cultura como algo más amplio que la actividad de las elites intelectuales y artísticas. Nadie cree ya que la cultura consista sólo en obras refinadas que embellecen las almas. Pero las prácticas de las clases intelectuales (suplementos "culturales", negocios académicos) no hacen otra cosa que reproducir la diferenciación social.
En estos largos años de gobiernos del partido único peronista, muchos jóvenes de clase media metieron las patas en las fuentes. Así como en los 70 el baño de pobreza de la juventud clasemediera incluía la colocación de bombas o el trabajo en villas, en tiempos de la democracia desencantada la ampliación de los sentidos se tradujo en excursiones de distinto tipo por los infiernos de la pobreza.
La literatura refleja sus condiciones de producción. Veinte años de gobiernos peronistas no pueden producir si no una literatura peronista. En muchos autores de las generaciones emergidas tras la dictadura se leen las tendencias internas del Movimiento: desde el peronismo de base con que Incardona retrata el conurbano posindustrial, hasta el entrismo vanguardista de Alejandro Rubio, que ejecuta desde el laboratorio formalista un peronismo de la torre de marfil.
Santiago Llach
Poeta y editor
Publicado en Ñ