Friday, February 27, 2009

Cuentos del fin del cuento


Curso de Juan José Becerra
"Cuentos del fin del cuento"
en Malba durante febrero.




Apuntes:

- "Caballo en el salitral de Di Benedetto" es como el backstage de una imagen.
- "Sombras sobre un vidrio esmerilado" de Saer es el cuento donde se concentra todo el porgrama estético Saer, ahí está todo lo que hará después .
- Los cuentos de Miguel Briante son una voz que quiere contar una cosa y termina contando todod, incluso lo que queria callar.
- Todos los cuentos del curso están por fuera de la tradición del cuento de Quiroga-Borges-Cortázar. Cuentos experimentales, que pueden no ser cuentos.
- El cuento daría menos posibilidades de experimentación que la novela que fue durante el siglo XX el objeto del arte conceptual en la literatura.
- Quienes escriben estos cuentos escriben en relación a Borges, como condición de producción, como lugar a destruir, escriben de espalda a Borges, a contrapelo de Borges.
- Fogwill inaugurá una altísima velocidad narrativa. Un cuento hecho como un punteo o resumen de otra cosa
-Para Copi cualquier idea es buena para hacer un relato. En Copi no hay transición sino un montaje similar al del cine.
- "la narración es inexplicable por principios" Aira
- Néstor Sánchez escribe una literatura muy rara, con ritmo poema. Una poesía hecha con palabras y no con versos.
- Wilcock hace una construcción literaria de la materia periodistica para craer instantáneas. Prescinde de los personajes del cuento y de la actualidad del periodismo.
- Piglia: hallar más literatura en la literatura. Un gran lector que lee para hacer su propia escritura.
- Aira como el "genio" de la literatura argentina, como todo genio con altibajos. El que más aportó en los últimos 20 años en la escritura nacional. Hace una literatura infantil para mayores. Desinhibe el sistema literario. Un maratonista de la escritura.

Tuesday, February 24, 2009

Artista del desperdicio

Destellos de lucidez
por Martín Kohan

“Anotame una advertencia”, le dijo Gaudio al árbitro del partido. ¿Se lo dijo después de haber cometido una infracción? No, justamente: se lo dijo antes. Le pidió el castigo, o más bien se lo ordenó, y de inmediato agarró una pelotita y la revoleó de mala manera lo más alto y lo más lejos que pudo. ¿Qué clase de exabrupto es éste, que se anuncia y adelanta su sanción? ¿Qué clase de arrebato es este, que antepone conciencia al acto? Si hay algo que estremece en Gaudio, es esto precisamente: su demasiada conciencia. Una conciencia tan terrible como i-nútil, un destello de lucidez que nunca le sirve para nada.
Era su primer partido en el ATP de Buenos Aires, y fue el último, porque perdió. En el octavo game del segundo set, cuando parecía que repuntaba, se le oyó decir: “Estoy cerca de jugar bien”. No lo pensó después, en el análisis retrospectivo de su actuación, sino en pleno partido, mientras jugaba. Lo pensó y lo dijo, y es difícil que un jugador pueda soportar la conciencia de estar cerca de jugar bien (no de jugar bien, sino de estar cerca) en la cancha y en medio del juego. Ese exceso de conciencia es agobiante. Bajo su peso inexorable, Gastón Gaudio tenía que perder y perdió.
A diferencia de sus colegas de la Copa Davis, que perdieron y todavía no saben por qué, Gaudio siempre sabe el por qué, y es por eso que luego pierde. Queda claro que podría ganarlo todo (para demostrarlo, ganó Roland Garros en 2004). Podría ganarlo todo, sí, porque derrocha talento, pero después va y lo pierde todo. Y a eso, como queda dicho, le agrega una conciencia feroz, impiadosa, lacerante. Es esta combinación impar la que lo consagra en definitiva como el jugador más argentino de todos los tiempos. Habrá muchos que ganen más que él o que pierdan más que él, pero ninguno habrá como él: tan artista del desperdicio y tan consciente de su arte.
Hace dos años fue eliminado, en este mismo torneo, también en la primera ronda, y los que no quieren entender lo abuchearon. Esta vez, en cambio, se fue ovacionado. El público se rindió conmovido en presencia de su destino trágico.

Thursday, February 19, 2009

Chispas

Carlos Busqued (Arg.), Tryno Maldonado (Mex.) y José Morella (Esp.) recientes finalista del premio Herralde, o tienen blogs o colaboran en alguno y el tema parece inevitable. "En general los blogs que dan vueltas alrededor de la cuestión literaria me resultan aburridos", dice el argentino. El español da un salto adelante y pasa al futuro del lector y de los libros, tan en boga con el auge de Internet y el libro electrónico: "En el futuro que yo veo, o en el que me gustaría, el libro no retrocede ante Internet, sino que ambos soportes conviven y se aluden entre sí, se alimentan el uno al otro". ¿Exhibicionismo en los blogs? "Un blog es un género por si mismo que abarca todo eso: autopromoción descarada, crítica, reseñas, diario, chismes, reyertas y hasta chispazos de literatura cuando se tiene suerte", añade el mexicano.

Thursday, February 12, 2009

Volver al futuro




El futuro no es nuestro selecciona veinte cuentos de escritores latinoamericanos nacidos en la década del setenta, la antología estuvo a cargo de Diego Trelles Paz quien además escribe el prólogo del libro que más allá de dar cuenta del contenido del mismo es una intervención crítica sobre las antologías y el campo literario de la región.

Esta nueva narrativa latinoamericana tiene como uno de los principales y más visibles rasgos, que sin llegar a ser común a los veinte cuentos aparece con frecuencia; el lugar marginal que se le adjudica a la reflexión. Son cuentos que no presentan ningún rasgo ensayístico, que no abordan ninguna especulación ni elaboración de ideas, textos como unidades que no pertenecen (o al menos intentan alejarse) de cierta noción del arte conceptual. No es que los cuentos carezcan de conceptos, sino que son los hechos, las anécdotas, las que concentran y poseen, de manera casi exclusiva y simbólica, el sentido.

Otro de los rasgos que se repite es el trabajo sobre materiales del presente. Acá habría que abrir un paréntesis para decir que también son varios los textos que abordan cuestiones de un pasado no muy lejano y en el que parece haber quedado codificado y latiendo una experiencia vital que aún incide en los personajes. Volviendo al trabajo que se realiza con materiales del presente, aparecen CNN y MTV, Jack Daniel’s y Coca Cola, como marcas temporales, se trabaja sobre nombres propios conocidos como Madonna, Mercury, King, Faulkner, que delimitan y anclan el sentido. El tema de la sexualidad suele asomarse en los textos y siempre como un nudo, como una fuente de conflicto. El tema que más fuertemente atraviesa el libro es la violencia. La violencia pareciera ser para esta selección de escritores latinoamericanos el tema que preocupa y obsesiona. La violencia aparece bajo distintas formas; laboral, sexual, política, etc. Es un punto de contacto con la idea de trabajar sobre el presente, la violencia vendría a ser el eje temático sobre el que se articula y desarrolla una preocupación por el presente de cada territorio al que pertenece el autor. A esta idea de violencia se le asocia un agente; el morbo. Mirones que ante la desgracia ajena narran o son el telón de fondo de una narración.

El registro oral de los cuentos pareciera ser casi una constantes, la utilización de estas voces (que no siempre son necesarias) dan cuenta de un intento por desatar la escritura clásica, intentar astillar a ese típico (y muchas veces elegante) narrador en tercera persona y omnisciente. Al ser el registro oral el más común son los diálogos quienes pierden un poco de terreno. Esto es interesante de pensar en relación a lo siguiente: de la veintena de cuentos que tiene El futuro no es nuestro, la mayor parte está escrita bajo la línea del cuento norteamericano, que de alguna manera, pregona la idea de mostrar y no decir. Entonces acá tenemos una de las razones por las que las especulaciones de la percepción se hacen a un lado, pero al mismo tiempo la tradición del cuento norteamericano da importancia a los diálogos, muchas veces elusivos, muchas veces sin pronunciar la clave que activa al cuento, en estas versiones latinoamericanas de esa tradición lo que se modifica es el lugar del dialogo, es un recurso más pero no define la narración.

El cuento de Oliverio Coelho “Sun Woo” es uno de los puntos más altos del libro, combina narración con elaboración del lenguaje, un cuento que parece viajar de la escritura de Bolaño y ser filtrado por una prosa ajustadamente elegante y lúcida para dar como resultado este cuento donde los placeres sexuales y el extrañamiento juegan con un escritor dandy. Samanta Schweblin ejecuta un cuento en la escuela norteamericana, un cuento elusivo, preciso, dónde todo cumple una función, un cuento que traslada la intriga y la tensión del orden fantástico al del terror sin prescindir de ninguno de los dos. “Camas gemelas” de la boliviana Giovanna Rivero es otro punto alto. “Espinazo de pez” del brasilero Nazarian es otra de las narraciones que tiene, al menos, un mínimo de riesgo formal al escribir con un fraseo corto, seco, minimalista y de carga simbólica. “Hojas de afeitar” de Meruane es otro de los puntos altos, en un pliegue del edificio escolar se oculta un placer tan nuevo para las chicas como erótico. Los dos textos de escritores peruanos, Daniel Alarcón y Santiago Roncagliolo, son narraciones muy sólidas que dan cuenta de la violencia desde escrituras y enfoques totalmente distintos. En el caso de Alarcón se interrumpe el acontecer de los hechos en un momento clave para introducir una digresión que sirve de llave para volver a la historia. Roncagliolo juega con las voces, el narrador en tercera persona deja la voz dentro de una misma frase a los personajes y luego la retoma sin advertencias, sobre el final del cuento un cambio en el punto de vista aumenta la tensión. El cuento de Ariadna Vazques “Naufraga en Naxos” mezcla mitología griega con situaciones punk, es el cuento de mayor riesgo enunciativo, aunque esto no significa que sea por esa razón particularmente interesante. Por último, Slavko Zupcic (que a pesar de su nombre es uruguayo) narra sobre un personaje que intenta escribir sobre su pasado europeo y de esa manera, también, poder recuperar aquellos huecos de su historia, el personaje se convierte casi en un detective de su pasado.

Uno de los interrogantes que puede disparar El futuro no es nuestro, en cada ciudad donde sea leído, es cómo se inserta la literatura (en este caso) argentina y contemporánea en el mapa de una región mayor. En principio seria suficiente con decir que hay un puñado de escritores que mantienen una preocupación por el lenguaje y las formas que logran mantener vital a la literatura argentina. Lo cierto es que según el recorrido de textos que se haga sobre la producción nacional reciente es si se encuentran más coincidencias o menos puntos de contacto con las narraciones que el libro selecciona de los países latinoamericanos. No está mal pensar que tanto el texto de Coelho como el de Schweblin (los dos elementos argentinos de la antología) sintonizan por distintas razones con la textura general del libro. Tal vez el mayor rasgo (más allá de los recursos formales) que pone en conexión a la literatura argentina con la de la Latinoamérica que recorta el libro, sea la carencia de tendencias o corrientes estéticas definidas, más bien pareciera haber trabajos personales con algunos puntos de contacto que contribuyen a la diversidad sin relacionarse estrictamente con ningún centro de gravitación del campo literario.

Todos los cuentos están perfectamente ejecutados y poseen una escritura sólida. La antología es pareja, aunque tiene algunos puntos altos que dejan en segundo plano al resto. Una premisa o tendencia que se podría decir a partir de la lectura de El futuro no es nuestro, es que el riesgo de la escritura por inaugurar nuevos sentidos es una apuesta al nivel temático sin asumir mayores riesgos formales. Volver al futuro significa volver a pensar el futuro, volver a poner en crisis ciertas estéticas e intentar abrir el horizonte de nuevos contenidos y, sobre todo, nuevos modos.


Tuesday, February 10, 2009

La novela para Banville

Para mí la novela es una forma capaz de pensar por sí sola (…) Yo procuro enfocar algo no como referencia de lo real sino buscando aislar el hecho.

John Banville

Revista Ñ

17.01.2009

Tuesday, February 03, 2009

Paralelos


Estoy leyendo paralelamente Un viejo que leia novelas de amor de Luis Sepúlveda y Lenta Biografía de Sergio Chejfec. La primera por cuestiones laborales y la segunda por puro gusto. Es violento el paso de la altamente narrativa novela de Sepúlveda a la siempre (y precisamente en este caso) lenta escritura de Chejfec. Pero hay algo más que hace ruido al pasar sin mayores preámbulos de un libro a otro y es que la velocidad narrativa que tiene impresa Un viejo que leia novelas de amor hace correr al texto sin que logre crear ese otro mundo (o vida?) que interviene y suspende nuestro mundo (vida?) real. Al mismo tiempo Chejfec hace con su escritura que se detenga el tiempo, logra forzar hasta tal punto la demora y el retraso de la anécdota que llega a resultar casi exasperante logrando que uno pida salir, un poco, de este mundo en el que nos instaló la escritura.

Dos literaturas que no se tocan, que no tienen puntos de contacto y que su lectura paralela muestra el lado más radical de cada una.