A partir de la lectura de Porno de Marcos Bertorello me interesa poder pensar dos puntos; primero el titulo, el titulo y la relación con los cuentos, si el titulo de un libro es, en definitiva, un horizonte de expectativas, si un titulo funciona al igual que funciona un nombre o si por el contrario se acerca a un rótulo. El otro punto que me interesa es pensar una definición de lo “porno” porque si consideramos que el libro de Bertorello trabaja sobre ese tema, se podría decir que pone, al menos, en crisis el término.
Los ocho cuentos parecen ser variantes de una idea inicial, como una serie que trabaja sobre los temas y las formas que se quieren cruzar. Entonces, el libro se podría agotar rápido. Tal vez “Cura” sea el cuento más logrado en cruzar las variables que atraviesan y se repiten en el libro: diálogos interrumpidos y superpuestos, montaje de niveles temporales y escenas que oscilan en el erotismo. Tío, que es el primer cuento, es el único que se aleja de esta tesis sobre la que está escrito el libro. Tío apuesta a la tensión narrativa y a lo no dicho. Maximiliano Tomas escribe en Perfil sobre el libro de cuentos de Bertorello: “en las páginas de Porno (evidentemente el malentendido lo genera el título, cerrado y concreto) hay más diálogo con el psicoanálisis, la crítica, el ámbito universitario y la tradición literaria que con la industria pornográfica.” Es cierto, por eso una de las claves de lectura del libro es el titulo. “Porno”, resulta desconcertante, en un sentido resulta incoherente. Algunos de los cuentos, incluso, parecen tener incrustadas escenas eróticas de modo casi injustificado. Así y todo, con estas escenas injustificadas que son propias del porno, el libro sigue haciendo ruido porque terminan quedando en un segundo plano, siempre se habla de otra cosa. El porno no es la excusa para hablar de nada, todo tema o especulación es buena excusa para la pornografía. Al mismo tiempo que el libro se llama “Porno” y entonces se evoca, se convoca un mundo de sentido, el titulo funciona como un rótulo y ya no un nombre porque el porno es un género y cómo tal promete un horizonte de expectativas, que no cumple. Porque, y acá está el segundo punto, el libro carece de lo “inverosímil” que define a la pornografía. Es decir, el porno es el lugar donde todo puede suceder y donde todo se va a ver y donde a todo se lo va a llamar por su nombre. El poder de las situaciones que se ven en cualquier película porno radica en que no es verosímil lo que ocurre pero nadie deja de mirar porque en el porno, más que el cualquier otro género, la anécdota no interesa. Una película porno toma cualquier elemento narrativo como mero pretexto o excusa para llegar a eso que es lo que se promete: cuerpos absolutamente desnudos, garchando sin limites. En “Porno” esto no sucede, tanto los narradores como los hábiles conversadores que discurren por todo el libro, se cuidan de no decir nada “chocante”, de “mal gusto”, no hay “malas palabras”, no corre el riesgo de desagradar que es el principal riesgo que asume el porno.
También estoy en otros blogs, como en el 2006
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8 years ago
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