Saturday, October 21, 2006

Milonga del marginal paranóico

Paco Urondo


Parece mentira
que haya llegado a tener
la culpa de todo lo que ocurre
en el mundo; pero es así. Han tratado
de disuadirme psicólogos y sociólogos de mi
tiempo,
me han dado razones de peso técnico
largamente
formuladas y
parcialmente ciertas. Pero
yo sé que soy culpable de los dolores
que aquí siento y recorren el mundo; de las
soledades
que lo van vaciando: quisiera saltar
como Juan L. Ortiz, vociferar
como Oliverio Girondo, pero: primero, ellos
me ganaron
de mano; segundo, no me sale bien y aquí
empieza todo nuevamente: otro sufrimiento
igual a diapasones y recursos
que conozco perfectamente y que no vale la
pena
repetir: primero, para no emularlos; segundo,
porque
tendré que ir
reconociendo que no he sabido
hacerme entender. Y esto es agudo como un
ataque
que nos traga la lengua; pido entonces
disculpas
por la mala impresión, por las exageraciones.

Tuesday, October 17, 2006

No vive ya nadie...


—No vive ya nadie en la casa —me dices—; todos se han ido. La sala, el dormitorio, el patio, yacen despoblados. Nadie ya queda, pues que todos han partido.
Y yo te digo: Cuando alguien se va, alguien queda. El punto por donde pasó un hombre, ya no está solo. Únicamente está solo, de soledad humana, el lugar por donde ningún hombre ha pasado. Las casas nuevas están más muertas que las viejas, por que sus muros son de piedra o de acero, pero no de hombres. Una casa viene al mundo, no cuando la acaban de edificar, sino cuando empiezan a habitarla. Una casa vive únicamente de hombres, como una tumba. De aquí esa irresistible semejanza que hay entre una casa y una tumba. Sólo que la casa se nutre de la vida del hombre, mientras que la tumba se nutre de la muerte del hombre. Por eso la primera está de pie, mientras que la segunda está tendida.
Todos han partido de la casa, en realidad, pero todos se han quedado en verdad. Y no es el recuerdo de ellos lo que queda, sino ellos mismos. Y no es tampoco que ellos queden en la casa, sino que continúan por la casa. Las funciones y los actos se van de la casa en tren o en avión o a caballo, a pie o arrastrándose. Lo que continúa en la casa es el órgano, el agente en gerundio y en circulo. Los pasos se han ido, los besos, los perdones, los crímenes. Lo que continúa en la casa es el pie, los labios, los ojos, el corazón. Las negaciones y las afirmaciones, el bien y el mal, se han dispersado. Lo que continua en la casa, es el sujeto del acto.

Tuesday, October 10, 2006

¡ Quien Supiera Escribir !

Ramón de Campoamor
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--Escribidme una carta, señor Cura
--Ya sé para quién es.
--¿Sabéis quién es, porque una noche oscura
nos visteis juntos?
--Pues….
--Perdonad; mas…..
-No extraño ese tropiezo. La noche… la ocasión….. Dadme pluma y papel. Gracias. Empiezo: Mi querido Ramón:
--¿Querido?…… Pero, en fin, ya lo habéis puesto…..
--Si no queréis….
--¡Sí, sí!
--¡Qué triste estoy! ¿No es eso?
--Por supuesto.
--¡Qué triste estoy sin ti!Una congoja, al empezar, me viene…..
--¿Cómo sabéis mi mal?
--Para un viejo, una niña siempre tiene el pecho de cristal.¿Qué es sin ti el mundo? Un valle de amargura. ¿Y contigo? Un edén.
--Haced la letra clara, señor Cura, que lo entienda eso bien.
--El beso aquel que de marchar a punto te di….
--¿Cómo sabéis…..?
--Cuando se va y se viene y se está junto siempre…., no os afrentéis. Y si volver tu afecto no procura, tanto me harás sufrir…
--¿Sufrir y nada más? No, señor Cura, ¡que me voy a morir!
--Yo no pongo morir.
--¡Qué hombre de hielo! ¡Quién supiera escribir!
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A veces me dan ganas de entender este fragmeto, que es de una poesia más larga, como aquella lucha interior, con ese hablar solo frente a la maquina de escribir (tal vez, PC. Otros a manuscritos). Nunca escribimos lo que queremos, el desvio es, quiza, el hecho estetico.