Tuesday, April 29, 2008
Friday, April 11, 2008
Soldado
Después de la guerra / con la nueva normalidad / el simulacro de vida /la rutina que es astuta y no tiene / descanso / se impone la lógica del botín / no es tanto que la gente espere algo / sino qué puede hacerse con las cosas / sueltas o escondidas / que cada quien tiene guarda / porque es útil o porque le recuerda / gracias al azar de la posesión / que así como está en su mano / esta mano suya podría no estar / no existir haber terminado / inerme bajo el hierro letal. / Por eso el recuerdo de la guerra / es siempre macabro /y cuando está encarnado / en un objeto aunque inocente / lo es todavía más.
Sergio Chejfec
Tuesday, April 08, 2008
La seguridad en la vida cotidiana
INSEGURIDAD Y COMUNICACIÓN:
EL SENTIDO CONSTRUIDO POR LOS COMERCIANTES
(...)
La finalidad del análisis es “ampliar el universo del discurso humano” para decirlo en términos de Geertz, a esto se ajusta el concepto semiótico de cultura, sistemas en interacción de signos interpretables. La cultura no es una entidad, es un contexto dentro del cual pueden describirse los fenómenos de manera inteligible, es decir, densa.
(...)
Se puede advertir cierta relación entre la necesidad de orden y la de justicia, implícita en las entrevistas. Se lee entre líneas que la inseguridad desorganiza la sociedad, genera injusticia. No se concreta medidas que castiguen a los culpables, el reclamo de rigor como inicio del orden y la justicia.
La marginalidad social es definida como diversos sectores que hay que expulsar, sectores o grupos que en el intento de integrarlos perjudica al conjunto entero. La marginalidad social es estigmatizada, puesta en ciertos indicios para detectar, para clasificar.
Tomaremos una cita de Durkheim: "llamaremos normales a los hechos que presentan las formas más generales y daremos a los otros el nombre de mórbidos o patológicos". Esta cita nos sirve para sintetizar buena parte de las respuestas de los entrevistados. Esa es la concepción que utilizan para diferenciarse de aquellos que ponen en riesgo su propiedad. Los otros, los desviados, son los que no responden a formas generales de vida.
Observamos que la tipificación del delito no se extiende mucho más allá de hechos relacionados con uno principal y disparador: los robos. El delito es tocar la propiedad privada y comercial.
En principio, no surge de las entrevistas que aquellos que llevan adelante los delitos puedan tener un código moral diferente, aparecerían según las descripciones como amorales, no se rigen por sus propias reglas de convivencia.
La pena que se pide puede leerse como contradictoria (una de las características del sentido común según Gramsci), por un lado se exige rigor policial para quien intente robar, lo cual no significa una pena a cumplir o extensible a otros de su misma condición para que roben, sino actuar en el momento del robo. Por otro lado supone la presencia policial una forma de que estos grupos marginales no se animen a robar. La tensión sería la siguiente: la presencia policial es para castigar, la presencia policial es para evitar los robos.
La tipificación de la imagen del delincuente no de es fácil verbalización por parte de los entrevistados. Tratan de no incurrir es descripciones o desestimaciones, se hacen silencios, vuelve a parecer el lenguaje no verbal hacia los entrevistadores que se lo interpreta como una búsqueda de complicidad, que el otro lo diga por él. Vuelve a sobrevolar a la entrevista un supuesto metadiscurso que no termina de ser pronunciado.
En cuanto a los medios de comunicación se advierte que se los trata de manera homogénea, de manera que todos dicen más o menos lo mismo. Desde el marco teórico se dijo que tomamos a los medios como un campo donde no hay una reproducción mecánica de construcción de sentido único. Pero al rastrear en las entrevistas esto no está presente. Los medios influyen, condicionan, son fuente de legitimación de algunas construcciones.
La percepción de la inseguridad se construye de manera asistemática, tomando ideas provenientes de distintos sectores sociales, de los medios, de la propia identificación. Se toma el relato de los pares, pero también de quienes están mejor posicionados y se supone que por eso tienen respuestas. La construcción de sentido no es un mero reflejo de delitos. Está inmersa en un complejo entramado de sensaciones, vivencias, relaciones y situación de un determinado espacio temporal. Es decir, entre todos los factores que influyen en esa construcción subjetiva sobre la inseguridad el momento en el que se lo comunica, creemos que el hecho de la lejanía o cercanía temporal con un robo sufrido, es una variable importante.
Se puede afirmar a modo de conclusión parcial que el sentido construido sobre la inseguridad modificó prácticas cotidianas como por ejemplo fue descripto durante el análisis el momento del cierre de los locales, conductas antes desconocidas. Las precauciones se realizan de manera cotidiana y se naturalizan en el proceder diario.
Por último, queremos dar cuenta de unos pocos disparadores que podrían funcionar para profundizar la investigación y algunos aspectos que no fueron tratados.
No fue tratado un tema que puede dar nuevos conocimientos como la construcción de una matriz política o una estructura política donde ingresan o no las percepciones de los comerciantes, y que peso tienen en el momento de tomar decisiones en una agenda de temas a tratar por el gobierno. Tampoco se trató lo suficiente la vinculación de la estructura económica con la inseguridad, sobrevuela por las entrevistas que los delincuentes conllevan un problema de educación que a muchos los hace incurrir en los delitos. Y no se cuestiona la distribución de un modelo y una política económica que opera en la percepción de la inseguridad.
Bourdieu, Pierre (1995): La logica de los campos”. En Bourdieu, Pierre y Loic Wacquant: Respuestas. Por una antropología reflexiva. México, Grijalbo.
Durkheim, Emile: Lecciones de sociología, Cecso, Buenos Aires 1996.
Geertz, Clifford (1973): Descripción densa: hacia una teoria interpretativa de la cultura. Barcelona, Gedisa, 1987
Goffman, Erving (1959): Actuaciones en La presentación de la persona en la vida cotidiana.
Gramsci, Antonio (1949): Observaciones sobre el folklore. En cuadernos de la carcel. México, Juan Pablos Editor, 1976
Martini, Stella (1994): “La comunicación es interacción. Cuando comunicar es hacer: interaccionismo simbólico, Erving Goffman y apuestas en juego”. Buenos Aires, documento de la cátedra.
Martini, Stella (2002): Agendas policiales de los medios en la Argentina: la exclusión como un hecho natural. Violencias, delitos y justicias en la Argentina. Buenos Aires, Manantial/UN Gral. Sarmiento
Thursday, April 03, 2008
Narración y recuerdo
me gustaría ser antropófago, no para comer un hombre
sino para poder vomitarlo
Emil Cioran
(Ese maldito yo; editorial Tusquets madrid 2004)
El recuerdo de una historia de vida traumática es un hombre impetuoso que se lleva dentro del cuerpo.
“Me secuestran el 21 de septiembre del 77. Permanezco en la ESMA, en cautiverio, encerrada y torturada. Casi 12 meses ahí y luego trabajos forzados en el Ministerio de Relaciones Exteriores”. Sintetizó Analía el hecho del cual podría “hablar mil horas”, aunque también lo puede cerrar diciendo “Creo que basta con decir que estoy viva, se convive con esa estadía... macabra... toda la vida.”
Esa estadía macabra que padeció junto a otros es una continua arcada en el día a día. "Les hablé del miedo que me provocaba declarar y también de la liberación que significó poder contar las cosas que vi y viví". Esa liberación produce el alivio de haber podido sacar de sí su dolor.
La historia recordada hace construir a la narradora su identidad desde la experiencia institucional al terreno personal. La fuerte ligazón a las circunstancias vividas en un marco que la excede y que siente la necesidad de identificarse en primer instancia con algo que trascienda lo intimo. Para ella su vida no fue más que una historia atomizada del gran escenario de la realidad institucional.
“Al país le pasaron mil cosas en los años subsiguientes, a mi también”. Analía no duda, antepone la situación común-colectiva y luego su vida privada. La referencia esta marcada por sucesos que sufrió el país, así es que se identifica.
Seria importante mostrar el “como” de su proceso por el cual vomita a ese hombre llamado recuerdo que lleva dentro. Hay una frase de Julio Cortazar que dice lo siguiente: “No me acuerdo, cómo podría acordarme de ese dialogo. Pero fue así, lo escribo escuchándolo, o lo invento copiándolo, o lo copio inventándolo.”
Cómo exigir exactitud a una persona detenida y torturada, cómo podría hacer para recordar sino con las palabras de Cortazar. De esa manera Analía cuenta su historia, de esa manera logra contar, luego de mucho tiempo que le era imposible. Y en el contar, encontró un alivio para esa estadía macabra, la transformó sin cambiarla, la cuenta para ayudar, declara en juicios para apuntalar la memoria, se sacó la sensación de arcada de encima pero sin olvidar. Paul Ricouer definió a la narración como algo que no se entiende que es verdaderamente. La narración de ella contiene imágenes, dolores, silencios, miedo. La narración es escuchar, es leer, es conversar. Narrar como emergente de una acumulación de figuras y circunstancias.
Es entonces donde lo dicho por Ricoeur sobre que el sujeto que realizó las acciones, cuando narra su vida aparece como escrito y como lector de su propia vida. Es así que puede contar, y construir la identidad narrativa (verbal) que según nuestro horizonte y el horizonte de mundo del que nos escucha, o en la intersección que sucede entre el horizonte de mundo que tuvimos en un momento y el que tenemos ahora, podemos narrar esos hechos de nuestra vida de una manera diferente.
De esta manera Analía hace el recorrido desde las experiencias vinculadas al estrato Institucional (el gobierno nacional, partidos, sindicatos, elecciones, contexto histórico nacional e internacional, motivos ideológicos). Analía lo muestra en los siguientes hechos donde cuenta su vinculación con el PC, su trabajo cultural y de educación en los barrios, su contacto con la FAR, con la JUP, con el movimiento al socialismo. Hasta llegar a contar sus cuestiones intimas como noviazgo, casamiento, embarazo, sus amigos. El estrato personal (vida privada y familiar, nacimiento, matrimonio, empleos, hijos) esta en estrecho contacto con el anterior, se lo puede evidenciar en la siguiente frase de Analía: La esperanza de la democracia y un embarazo muy deseado para completar la familia. No puede evitar relacionar los hechos que la marcaron con la situación que excede su vida privada.
Los relatos de vida son elaborados en el dialogo de una entrevista (...) son (por lo tanto) productos de narraciones conversacionales (...) se trata de un relato a dos voces, afirma Magdalena Chirico. Define claramente un pasaje de la entrevista con Analía, cuando se la interpeló sobre que no entraba en detalles y solo hablaba de la militancia respondió: es cierto... me preguntaron sobre la historia de mi vida y salió eso. Supongo que en ese entonces se forjó mi personalidad. Trata de encontrarle una respuesta, pero sigue reinterpretando su identidad con cuestiones institucionales, para llegar después a hechos puntuales de su vida personal: le descubrieron un tumor en las mamas, su actitud de enfrentar la enfermedad con el apoyo de la familia. Cuando el velo institucional parecía haberse desvanecido lo retoma, luego de haber superado la enfermedad se piensa mas que nunca como una sobreviviente. Su entrada a la Universidad de la Madres de Plaza de Mayo y las reuniones donde contaban historias de la ESMA. No lo puede evitar sacarse de adentro su historia de vida da como resultado una amalgama de cuestiones sociales y personales, por momentos inseparables.
Una experiencia muy intima se puede descifrar cuando cuenta el momento del juicio a las juntas y que ella no pudo declarar, estaba “aterrada”, la sensación de arcada era más fuerte. Logra hacerlo en España poniendo el acento en la apropiación ilegal de chicos, sus palabras al respeto explican su proceso entre identidad, historia y narración: “eso me ayuda a poder hablar con la gente en general, porque era algo que ocultaba (vio la apropiación de menores), que me costaba blanquear”. Vivirlo es traumático, recordarlo también. Verbalizarlo resulta complejo.
“Ese miedo que tenia yo se relacionaba directamente con lo que le había pasado al país, no solo con mi experiencia”. Su identidad no puede separarla del estrato institucional.
Mi catarsis fue la palabra, nos dice Analía. En el acto de poder exteriorizar esa mezcla de sensaciones hubo también una manera de construir su identidad. La necesidad de contar tenia como reverso la necesidad de escuchar y el proceso de catarsis se canalizo entre todas la mujeres que juntaban a charlar esas situaciones en un libro. Nuevamente arma la historia ligándose a otros en un estrato superior a lo individual. El libro se convirtió en un caja de resonancia, en preguntas de los lectores, en seguir contando, en contactarse con mas personas y concretar aquello de que la historia ni se repita ni se pierda en el olvido. “Todas esas ganas de contar, para aportar a la memoria colectiva, también fueron ganas de escuchar”.
Jorge Luis Borges en su poesía “La Dicha” escribe lo siguiente: “todo sucede por primera vez, pero de un modo eterno. El que lee mis palabras esta inventándolas.”
Las palabras de Borges parecen una metáfora a la categoría conceptual de Ricouer, la refiguración. En ella el francés dice que es donde a través del acto de la lectura donde se completa la obra. Se interpreta la representación del mundo desde la perspectiva del narrador. El texto no “es” sino que esta “siendo”. Cada vez que se lee un texto se lo esta completando, se lo esta cerrando, empieza el tercer tiempo de la narración. Si vinculamos a Ricouer y Borges con lo dicho por Analía encontramos el hilo conductor. Analía nos dijo lo siguiente: “lo que pasa es que nosotras teníamos un vinculo tácito, el haber sufrido en la carne lo que sufrió toda la sociedad. Y esa necesidad de contarlo. Que increíblemente se convirtió en un libro. (...) hoy nos contacta mucha gente que quiere saber más sobre la experiencia argentina, que nos hace preguntas, que nos felicita por el aporte y está intrigada. Y eso es para nosotras un abrazo.
Quienes escuchan y leen a Analía y sus compañeras están refigurando la historia, están “siendo” ese hecho que no muere, esta inventando las palabras al leerlas. Es la única forma de inventarlas.
También se puede apreciar como arma su identidad nuevamente entrecruzando los estratos de personales e institucionales.
El tiempo se le presenta a los hombres de dos maneras: una como el del pasar de los días, pero por otra parte, la del tiempo de la conciencia, en la que presente, pasado y futuro coinciden cuando la conciencia se tensa en las actitudes de esperar el futuro, atención del presente y memoria del pasado. Es otra de las conclusiones de Ricoeur. Será por eso que se suele planear el pasado, es decir, el futuro. Porque ante una experiencia como la que vivió Analía y que esta tan ligada al marco social los hechos que planeo para su futuro (la carrera a estudiar, las declaraciones, el libro) eran propias de refigurar el pasado. Al pasar por esas situaciones en las que se involucro con otras personas con hechos que iban a quedar en el pasado empezó a darle eterna forma a su identidad.
Luis Alberto Spinetta canta en Cantata de Puentes Amarillos: “aunque me fuercen yo no voy a decir que todo tiempo por pasado es mejor, mañana es mejor”. Y mañana es mejor porque se puede recordar el hoy. Hoy, es cada mañana que vomitamos el recuerdo impetuoso como un hombre que es parte de la representación de la identidad institucional que lleva lo más intimo del individuo que vomita para entender, para inventar y para desahogar, su historia.